miércoles, 21 de agosto de 2013

La Colombia de los 90's

No es secreto que Colombia llego en un punto a ser controlado como un títere por narcotraficantes astutos y sin fronteras los cuales tenían como costumbre una misma premisa para llevar todo a cabo, y eran dígitos seguidos de infinitos ceros que solo conocían una respuesta y era "sí". Con este método de persuasión, carteles como el de Medellín con Pablo Escobar y el de Cali, con los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela llegaron a formar parte de la élite del país y tomar parte importantes decisiones que iban a afectar el futuro del país. 

Aunque se diga que su método era llenar de ceros los cheques, siempre había un plan b para el personaje negociante que se atreviera a ignorar las exquisitas propuestas entregadas por los capos. Lo que al principio se entendía como un "está bien, puede irse", era una despedida no solo del negocio incompleto, sino un adiós permanente, un asesinato predeterminado. 

Bajo estos términos de negociación, es, en mi opinión, un jaque mate al cual los colombianos no tenían como responder, una pregunta sin respuesta, en donde para la sociedad era algo muy nuevo. La manera como el dinero se derrochaba no era, y no sigue siendo algo del común, en donde mezclado con el poder y la violencia se convierte en un villano incontrolable. No se creía capaz tanta intimidación, y al no estar preparados desde un principio de semejante fenómeno, en donde llegamos a albergar a los asesinos más buscados en el mundo, se veía ya escrito. Aunque era muy chiquito en ese entonces, con los relatos de familiares que decían que en ese entonces era peligroso salir de la casa a cualquier lado, lo que me hacía pensar en una ciudad fantasma, en el cual los que se mostraban eran porque estaban obligados a salir a dar la cara y eras simplemente títeres del narcotráfico.


Aunque si existan personajes que tiene la culpa de formar parte de estas empresas ilegales, y que son de los encargados en tener al país como esta hoy en día, también hay un lado que cree que en el momento de la "transacción" o en el momento de venderle el alma al diablo era muy difícil tomar otro camino. Si me llega un personaje como Pablo Escobar y me dice amablemente que si por favor lo menciono de algún modo en cualquier medio para apoyarlo en política, con un tono común y corriente, no es tan sencillo bajarle la cabeza y seguir adelante con mi vida. Siempre hay dos lados de la historia y como uno tiene un punto de vista, tiene que entender que hay más maneras de verlo.

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